“El síndrome del enemigo fantasma”

Los mecanismos más fáciles de remover son los relacionados con el instinto de supervivencia biológica, el más primario en nuestra condición de puro miembro del reino animal. Pero en el ser humano además existen reacciones inconscientes como respuesta a aquello que ponga en riesgo nuestro modelo cultural, el que se sustenta en creencias, valores, roles, organización social y que tan relacionados están con el simbolismo, el sentimiento de pertenencia e identidad con la tribu.

Este inconsciente biológico-cultural y primario de los seres humanos es muy sensible a los estímulos y responde con facilidad a desencadenantes con reacciones como el miedo, el pánico, la huida, la defensa o el ataque cuyo denominador común es la búsqueda de la seguridad y de la protección de nuestra vida, de nuestros creencias y valores nuestro patrimonio material, nuestro trabajo, nuestra familia,....

los integrismos conocen por experiencia los resultados que da la estimulación de estos instintos básicos como instrumentos para erigirse en padres salvadores; es el camino más corto, es la ley del mínimo esfuerzo para sustituir a la razón por otros mecanismos más sencillos con los que aglutinar y establecer un orden, un modelo de comunidad, fácil de dirigir y organizar.

la estrategia comienza de forma muy simple:

La identificación del enemigo y sus males morales.

Se señala un “enemigo” que atenta contra unas normas de convivencia, contra un esquema de valores y de relaciones sociales cerradas y muy tradicionales que se identifican y refuerzan con gran simbolismo a través de la conjunción patria-pueblo-bandera-lengua-familia-religión, el tan deseado manto protector.

A ese enemigo se le atribuye, mediante mensajes simples y repetidos machaconamente, un halo, una imagen como destructor de ese marco de valores y de convivencia predeterminados tanto desde el flanco político como religioso:

Ruptura de España; rendición, colaboración con ETA y sus cómplices; amenaza a la familia y al castellano; anticlericalismo; la mala educación de niños y jóvenes; promiscuidad sexual; asesinato de fetos, niños y enfermos terminales; promoción de la homosexuaidad; invasiones extranjeras y bárbaras; aislamiento internacional; falta de autoridad; crack económico, desempleo rampante etc... en definitiva el caos y el libertinaje.

El PP parece haber optado con rotundidad y de forma definitiva por ese camino Neocón, del populismo, de las grandes mentiras, de la demagogia y la manipulación: El enemigo fantasma, como elemento aglutinante de las conciencias.